Inteligencia Artificial en nuestro sector ¿realidad o ficción?
Mucho se ha hablado (y se sigue hablando) sobre la Inteligencia Artificial (IA) desde que a finales de 2022 Sam Altman (CEO de OpenAI) nos mostrara las posibilidades de ChatGPT. Nos referimos, más en concreto, a la Inteligencia Artificial Generativa que es aquella que funciona “pidiendo” lo que necesitas a un chatbot, que te responde inmediatamente en forma de texto, imagen, música, vídeo,… con una calidad asombrosa.
Existen IA de otras empresas como Google con Gemini, Microsoft a través de Copilot o incluso Meta pero no tan conocidas como ChatGPT. Desde nuestro Blog nos gusta mirar siempre al futuro, por ejemplo hemos imaginado el futuro del diseño de las viviendas tras la pandemia y ahora, queremos ofrecer también nuestra opinión desde el punto de visita de la rehabilitación y la arquitectura.
Empecemos por los beneficios
Recientemente hemos podido leer un interesante artículo del que queremos destacar dos aspectos muy positivos:
- Por un lado, las posibilidades para la evaluación de riesgos en edificios existentes. Una herramienta “que ayuda a mejorar la eficiencia de la inspección, reduce la carga de trabajo humana y proporciona datos precisos para las decisiones de mantenimiento”. Esto puede ser un complemento perfecto a la Inspección Técnica de los Edificios (ITE) que indudablemente tiene que hacer una persona.
- Por otro lado, la representación visual de nuevos proyectos de arquitectura “que pueden ayudar a optimizar espacios, generar planes y volúmenes, y mejorar el flujo de trabajo”. De entre todas ellas, Architectures es una de las herramientas más interesantes sin duda.
Pero no nos olvidemos de las debilidades
Hay que ser prudentes con las posibilidades que nos ofrecen ChatGPT y el resto de herramientas porque como indica el ingeniero y divulgador Fernando Polo “aún no hilan tan fino como parece y tardarán en hacerlo”. Si nos dejamos llevar por sus resultados sin contrastarlos, nos podemos llevar sorpresas desagradables.
En nuestro sector, tomar como concluyentes los datos que nos da una herramienta de IA, sin analizarlos, nos puede llevar a tomar decisiones erróneas. Por ejemplo, un análisis de una fachada histórica «a distancia» (con levantamiento 3D mediante nubes de puntos, fotogrametría con drones, rayos X,…) nos puede llevar a determinar que está consolidada y en buen estado. Sin embargo, la combinación de los cinco sentidos de una persona a 30cm de esa misma fachada (oyendo el crujir de una mampostería que se mueve, oliendo la presencia de excrementos de aves que anidan, palpando un ladrillo que se deshace fácilmente,…) puede llevarle a descubrir vicios ocultos que van a provocar un desprendimiento inminente de algún elemento sobre la vía pública. En este caso la IA puede conseguir que el trabajo de ese técnico sea mucho más sencillo, más especializado, menos repetitivo, ahorrando en medios auxiliares, analizando lo realmente necesario,… pero nunca debería llegar a sustituirle.
Consideremos la irrupción de la IA generativa como una oportunidad más que como un riesgo para nuestro negocio. Por cierto, ¿habrá sido redactado este artículo con Inteligencia Artificial? 😉