
Fuente: De Agspp – Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=145739397
Se ha cumplido el primer aniversario del incendio del bloque residencial del barrio del Campanar en Valencia. El edificio de 138 viviendas ardió dejando 10 víctimas mortales, 15 heridos. En total, fueron 99 las familias y un total de 229 las personas que tuvieron que ser realojadas en otra zona de la ciudad. Las imágenes fueron estremecedoras. De hecho, en nuestra ciudad, las consultas sobre el estado de los edificios se han incrementado notablemente, lo hemos notado entre nuestros clientes. En este post vamos a intentar explicaros las razones técnicas de lo sucedido y por qué tenemos que estar tranquilos con las fachadas de nuestros edificios, lo de Valencia fue un caso excepcional.
Han surgido numerosas teorías buscando una explicación a la rápida propagación del incendio. En este artículo, que os recomendamos leer, ofrecen un punto de vista muy interesante de lo sucedido. Todo indica que los materiales que formaban el composite instalado como revestimiento junto con el sistema de fachada ventilada (efecto chimenea) es lo que provocó la rápida propagación del incendio. En las primeras hipótesis se barajó la posibilidad de que el tipo de aislante del edificio fuese inflamable (poliestireno, poliuretano,…) pero se ha demostrado que era lana de roca, un material incombustible.
Como os decíamos, lo sucedido en el edificio de Campanar es algo muy excepcional, ayudado por unas condiciones meteorológicas muy concretas. Ese edificio disponía de una licencia de obras de 2005 y se terminó en 2009, su construcción fue totalmente legal, pero en un momento en el que la normativa sobre fachadas ventiladas todavía era muy laxa porque no era un sistema constructivo habitual. A raíz del incendio de la torre Grenfell, en Londres, en 2017, esta normativa se revisó y se endureció en todo Europa, estableciendo limitaciones a todos los materiales no sólo en cuanto a combustibilidad sino también en cuanto a propagación de llama y emisión de humos; además se establecieron las directrices para la sectorización de los edificios por el exterior, precisamente para evitar el “salto” del fuego por las ventanas.
Debemos estar tranquilos con las fachadas ventiladas que proyectamos hoy en día, están preparadas para que un incendio en una zona del edificio no se propague por el exterior. Sin embargo, consideramos importante una revisión paulatina de aquellas fachadas que se construyeron hasta el 2017. En la mayor parte de ellas bastará con una revisión documental (fichas técnicas de los materiales disponibles en el Libro de Control de Calidad del proyecto). En algún caso será necesario ensayar los materiales, y quizá alguna de ellas requiera una intervención parcial para sectorizar o sustituir algún material. Intervenciones muy “baratas” si sirven para evitar o minimizar catástrofes como la de Campanar.